Orientarnos al cliente… ¿a qué cliente?
Como si se tratara de una relación sentimental, hay que clientes propicios para mantener una relación larga, y otros con los que, por mucho que nos empeñemos, será difícil llegar a entablar una relación provechosa para ambas partes. Conocemos clientes “de una noche”, otros que “buscan compromiso”, a los que le gusta una “relación a distancia”,